En los años 70
el Consejo Científico Interdepartamental para el Estudio de la Tierra y la
empresa estatal GNPP Nedra emprendieron un ambicioso proyecto: cavar el hoyo
más profundo de la Tierra. Llegaron a profundizar casi 13 kilómetros, pero
una vez llegados a este punto, y tras 20 años de exhaustivo trabajo, se negaron
a continuar con su objetivo y abandonaron el proyecto.
En el año 1962,
la URSS decidió a llevar a cabo un importante proyecto científico de estudio y
prospección de la corteza terrestre. La finalidad de este proyecto consistía en
investigar la litosfera en el lugar donde la discontinuidad de Mohorovicic se
acerca a la superficie de la Tierra. La discontinuidad de Mohorovicic es una
zona de transición entre la corteza y el manto terrestre. Aparece a una
profundidad media de unos 35 kilómetros pudiendo encontrarse a mas de 65
kilómetros de profundidad en los continentes y a unos 10 kilómetros en los
océanos.
A su vez, EE.UU.
también luchaba por batir el récord en la perforación de la superficie de la
capa terrestre y poder así hallar la discontinuidad de Mohorovicic, pero sus
esfuerzos se vieron mermados en 1960, cuando el perforador de diamantes se
rompió. El elevado coste de su substitución impidió poder continuar con el
proyecto, alcanzando una profundidad menor que la de su eterno rival, 9.583
metros.
Por su parte, la
URSS no escatimaba en gastos, e invirtió una gran suma de dinero para poder
llegar hasta los 15.000 metros de profundidad. Se llegó a construir un
laboratorio geológico situado a 8.578 metros de profundidad, que se mantuvo
activo hasta la cancelación de dicho proyecto.
Según las
fuentes oficiales, el proyecto del pozo de Kola no pudo seguir adelande debido
a las altas temperaturas que alzanzaron a los 12.262 metros de profundidad:
180ºC, que superaban con creces los 100ºC previstos. Se estimó que alcanzar la
meta de los 15.000 metros supondría un aumento de la temperatura de hasta
300ºC. De manera que les resultó imposible con los medios técnicos y
financieros de los que disponian, llegar a tal profundidad abismal, y se optó
por abortar el llamado proyecto GS-3 o “Pozo superprofundo de Kola”.
Pero hay otras
versiones al respecto, mucho más inquietantes que la versión oficial que dio la
URSS. En una supuesta publicación en el periódico finlandés Ammennusatia, se
decía que las excavaciones habrían alcanzado en 1992 una profundidad de 14.400
metros, y que a partir de esta profundidad, la perforadora hubiera dejado de
ejercer presión sobre el suelo para empezar a girar de forma alterada y sin
apenas oposición.
Parece ser que
en este punto la temperatura hubiera alcanzado los 1.000ºC, y los científicos
decidieron escuchar las placas tectónicas con micrófonos… lo que escucharon les
dejó aterrorizados, ya que les pareció oir sonidos de animales y voces humanas.
Los
especialistas pensaron que estos sonidos podían venir de la superficie de la
Tierra, a causa de algún efecto de eco a 14.500 metros de profundidad. Pero el
grupo de geólogos liderado por el Dr. Azzacov, descartó la teoría del eco.
Equipados con micrófonos ultrasensibles descubrieron algo que no les dejó
indiferentes. Las siguientes declaraciones realmente escalofriantes, fueron
tomadas por el mismo Dr. Azzacov en el periódico finlandés antes mencionado:
La información
que estamos recolectando es tan sorprendente, que estamos sinceramente
temerosos respecto a la naturaleza de lo que hemos encontrado allá abajo [...]
los registros de la temperatura se acercaban hasta los 1.000 ºC, más de lo que
nosotros nos esperábamos.
Parece más como
un infierno en llamas que se encuentra en el centro de la Tierra. El último
resultado fue lo que verdaderamente conmocionó nuestros oídos, tanto así que
los científicos sintieron miedo de continuar con el proyecto [...] tratamos de
escuchar los movimientos a cierto intervalo con unos micrófonos ultrasensibles,
los cuales dejamos caer en el agujero. Lo que escuchamos convirtió nuestra lógica
científica en ruinas. Eran, en algunos momentos, unos sonidos débiles pero a la
vez, altos en frecuencia, los cuales pensamos que venían de nuestro propio
equipo.
Pero después de
algunos ajustes comprendimos que en verdad el sonido venia de dentro de la
Tierra. Apenas podíamos creer lo que estábamos escuchando. Escuchamos voces
humanas, gritando de dolor. A pesar de que una voz era mas perceptible, pudimos
escuchar cientos, tal vez miles de almas gritando de sufrimiento [...]
Después de este
impactante descubrimiento, la mitad de los científicos renunciaron al proyecto
por temor. Esperamos que lo que hay allá abajo, allá abajo se quede [...]
Como comunista
no creo en la existencia de Dios ni del cielo, pero como científico, ahora creo
en el infierno [...] es innecesario decir que fue algo impactante el haber
hecho este descubrimiento. Pero sabemos lo que vimos y escuchamos. Y ahora
estamos convencidos de que hemos taladrado las mismísimas puertas del infierno
[...] ¡Bajamos un micrófono diseñado para detectar el sonido de las placas
tectónicas en movimiento y, en su lugar, escuchamos voces humanas gritando de
dolor!“.
FUENTE:
http://despiertaalfuturo.blogspot.com/2013/03/el-pozo-de-kola-un-proyecto-siniestro.html
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