13, Mayo, 2025
China ha implementado nuevas regulaciones que restringen aún más la libertad religiosa, especialmente para cristianos y católicos. Las autoridades prohíben a misioneros extranjeros predicar, organizar estudios bíblicos o participar en actividades religiosas sin aprobación estatal, y sancionan a quienes infrinjan estas reglas con multas, deportaciones o procesos judiciales.
El gobierno también ha nombrado recientemente a dos obispos católicos sin el consentimiento del Vaticano, rompiendo el acuerdo firmado en 2018 y tensando la relación con la Santa Sede. Observadores consideran que estos actos buscan someter la vida religiosa al control absoluto del Partido Comunista Chino.
Las iglesias independientes y las actividades cristianas no alineadas con el Estado enfrentan redadas, arrestos y una vigilancia cada vez mayor. La distribución de Biblias está estrictamente regulada, y los cristianos chinos son aislados del resto de la Iglesia global.
China ocupa el puesto 19 en la Lista Mundial de Vigilancia de Open Doors 2024, que identifica a los países donde es más difícil practicar el cristianismo. Organizaciones como Open Doors llaman a la comunidad internacional a presionar a Beijing para que respete la libertad religiosa y a las iglesias a orar por los cristianos perseguidos en el país.
Además, China ha sido señalada como el país con más ejecuciones en el mundo, según el informe anual de Amnistía Internacional. Aunque no se publican cifras oficiales, se estima que miles de personas fueron ejecutadas en 2024, superando ampliamente a otros países.
El informe denuncia que la pena de muerte en China se aplica de forma opaca, también contra minorías religiosas como cristianos, musulmanes uigures y practicantes de Falun Gong. Se han reportado casos de ejecuciones para la extracción y venta de órganos, lo que agrava la preocupación internacional.
La represión religiosa y el uso de la pena de muerte en China contrastan con avances en otros países, donde se han abolido o reducido las ejecuciones. Sin embargo, en China, la pena capital sigue siendo una herramienta de control político y social, especialmente contra disidentes y minorías religiosas.
Estos acontecimientos llaman a la oración y la solidaridad con los creyentes perseguidos, recordando que la fe verdadera trasciende la opresión humana. La Biblia enseña que, aun en medio de la adversidad, Dios sostiene a su pueblo y escucha el clamor de los justos.
Fuente: Bibliatodo.com
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