“Entonces
me mostró al sumo sacerdote Josué, que estaba delante del ángel del SEÑOR; y
Satanás estaba a su derecha para acusarlo. Y el ángel del SEÑOR dijo a Satanás:
El SEÑOR te reprenda, Satanás. Repréndale el SEÑOR que ha escogido a Jerusalén.
¿No es éste un tizón arrebatado del fuego?”
Zacarías
3:1-2 LBLA
El único que nos puede
librar de la acusación es nuestro Señor Jesucristo; por eso es que el enemigo
se levanta con la acusación para hacernos caer en su sucio juego. ¿Qué es lo
que busca? detenernos para que no sigamos avanzando en lo que Dios nos ha
llamado hacer. Si él logra desanimarte con sus acusaciones, te sentirás incapaz
de hacer la obra de Dios. Una de las cosas que hará es acusarte por “las
vestiduras viles” que puedas llevar; pero es ahí donde nuestro Señor Jesucristo
nos viste de acuerdo con su santidad; y todo argumento de acusación que el
enemigo pretenda utilizar en tu contra, será destruido.
“Y éste
habló, y dijo a los que estaban delante de él: Quitadle las ropas sucias. Y a
él le dijo: Mira, he quitado de ti tu iniquidad y te vestiré de ropas de gala”. Zacarías
3:4 LBLA
Los pecados son quitados de
Josué por la intervención del ángel del Señor y no por la justificación propia.
Cuando el enemigo nos ataca, debemos entender que en Cristo ya hemos sido
justificados. Y dice:
“¿Quién acusará a los
escogidos de Dios? Dios es el que justifica”. Romanos 8:33
Si
piensas que Dios es el que acusa, eso es una mentira del diablo, porque el
acusador es satanás y ya está vencido. Apocalipsis 12:10 “Entonces oí una gran voz
en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de
nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los
acusaba delante de nuestro Dios día y noche”.
La acusación
tiene dos caras, por un lado esta el que acusa y por otro lado, esta el oído
que creen lo que se le trasmite. Cuando eso sucede lo que se pierde es el gozo
de la salvación. El salmo 51 de David dice: “devuélveme el gozo de la salvación”. El recuerdo de los pecados
del pasado, trae acusación y eso trae tristeza al alma. Dios se mueve a través
del arrepentimiento, El es fiel y justo para perdonar pecados. El acusador se
mueve en otro ámbito, el de traer a luz lo que Jesús ya borró, perdonó y olvidó.
Pero cuando llega la acusación falsa se convierte en calumnia, es la brasa del
infierno en la boca y del pensamiento del acusador, es la ira en palabras del
odio manifestado. Dardos encendidos contra el justo. Pero la calumnia como es la envidia que ha encontrado un canal para manifestarse
el justo será librado pronto de ese lazo de prisión. El veneno
de la acusación busca a personas con valores espirituales destruidos que si no
es pronto la persona liberada, un espiritu atormentador, puede caerle desgaste
espiritual y desviación de los propósitos divinos.
Pero tú si has sido víctima de la acusación o
de la calumnia, persevera en la búsqueda incansable para escuchar la voz de
Dios, debes de cerrar todas las puertas espirituales para que el enemigo, no
encuentre armas en contra tuya, para que éstas no produzcan ningún efecto en tu
vida.
El Apóstol Juan escribe en
su primera epístola: “Hijitos míos, os escribo estas cosas para que no
pequéis. Y si alguno peca, Abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”.
1 Juan 2:1 LBLA
Si hoy no estás
desarrollando a plenitud la actividad a la cual Él te ha llamado en su obra; es
el momento de llegar delante del Padre cubierto por la sangre del Cordero de
Dios y pedirle que te libere de toda acusación que te haya detenido en el
avance. Recibe nuevas fuerzas para que alcances todo aquello para lo cual fuisteis
llamado. Hoy solamente tienes que reconocer tu condición delante de Dios para lograr
tu libertad, porque no habrá acusación alguna que pueda oprimirte o aprisionarte;
el poder de Dios te está listo para libertarte hoy.
Ptor. Jose Zapico
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