Dios
mismo habló a Moisés para que dejara escrito, los dos senderos de la vida que
el hombre puede escoger. Uno es el camino de la bendición y el otro el de la maldición.
Dios quiso que el pueblo fuera consciente de ello, para apropiarse de la
bendición.
La maldición consiste en no hacer ni oír la voluntad
de Dios. La bendición de Dios por el contrario, es creer, hacer y recibir su
favor.
El
hombre como ser espiritual tiene un caminar que es espiritual; aunque este no
se ve, existe y es real. Este caminar es el que tiene que ver con nuestros
actos y con todas las cosas que decidimos hacer en el transcurso de nuestra
vida. Lo podríamos comparar con al andar de un viajero, el cual se dirige a
donde quiere ir. Muchos escogen el camino al azar, sin ordenar sus pasos, eso
es peligroso porque les surgen experiencias sorpresivas que no podrán evitar.
Dios le dió al hombre el libre albedrío, donde cada uno decide por sí mismo lo
que quiere hacer. Por eso Dios puso delante de su pueblo, los dos caminos: el
de la vida y el de la muerte, el ancho y angisto; el de la bendición y el de la
maldición.
Jesús habló acerca de estos dos caminos y el hombre
es el que decide cual de ellos escogerá.
Dios
mismo permite que sea el hombre el que elija cual va a escoger (si por el ancho
o por el angosto). Muchos son los que escogen el camino ancho, ya que es el que
tiene menos dificultades, es sin restricciones, ofrece todo tipo de placer y se
acopla fácilmente a la aspiraciones deseos personales.
Al hombre le gusta tomar sus decisiones propias.
En
el camino ancho, el placer de la naturaleza caída, es libre para caminar según
la voluntad del alma no redimida. Al hombre le gusta sentirse líder para tomar
decisiones propias sin consultar con Dios.
Mientras que el que escoge el camino angosto, tendrá
que negarse a sí mismo, a sus propios placeres personales, para agradar a Dios.
Jesús dijo: el que quiera ser mi discípulo tome su cruz y sígame.
Tomar
la cruz de Cristo es aceptar voluntariamente la negación de las cosas que
estorban en el caminar cristiano. Eso significa doblegar la propia voluntad
humana para escoger hacer la voluntad de Dios, (ella siempre será buena,
agradable y perfecta). El que toma esta decisión es sabio y alcanzará la gracia
de Dios.
Dios
te da la oportunidad a escoger entre la vida y la muerte, entre el camino ancho
y el angosto, entre la maldición y la bendición. Es una decisión que tú debes
de tomar. ¿Qué vas a decidir? el camino que Él ya tiene preparado para ti, o seguirás
andando por el que tú quieras ir?
Dios
mismo colocó las dos alternativas para que el pueblo de Dios escogiera el
camino a tomar. Eso está escrito en Deuteronomio 11:26-29, cuando dice: “He aquí yo pongo hoy delante de vosotros la
bendición y la maldición: la bendición, si oyereis los mandamientos de Jehová
vuestro Dios, que yo os prescribo hoy, y la maldición, si no oyereis los
mandamientos de Jehová vuestro Dios.”
También
el apóstol Pablo exhorta sabiamente diciéndo: …No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la
renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena
voluntad de Dios, agradable y perfecta. Romanos 12:2. Muchos aún no se han
decidido aún y otros miran lo que
dejaron atrás; por eso es importante hoy tomar la mejor decisión.
Cambiar la forma de pensar haciéndo un giro total en
las decisiones incorrectas, puede tornarte la maldición en bendición para el
resto de tu vida.
Escogiendo
Correctamente el Camino que Lleva a la Bendición
Dios
mismo le da al hombre el derecho de escoger lo que quiere hacer. Sin embargo,
el no hacer la voluntad de Dios, eso abrirá puertas para caer en maldición. Cada
maldición, es un mandamiento de Dios sin cumplir. Es importante entender que en
el momento que se desobedece, se activa la maldición, mas a la vez que se obedece
se activa la bendición.
!Se un portador de las bendiciones divinas y renuncia a la desobediencia! no te maldigas a ti mismo.