Lidia Zapico
Dios le da un nuevo mensaje a los hijos de Judá a
través del profeta Jeremías. La orden fue: …“vete a casa del Alfarero, y ahí te hare oír mis palabras”. Dios le
da instrucciones a Jeremías porque dice te voy hablar en la “Casa” del
Alfarero, en primer lugar vemos que el creador se mueve dentro de su “casa, su
habitación”, y esta preparando con sus manos, vasos para su casa, para su uso.
Trabajando el alfarero divino su obra,
se le rompe, pero sin preocupación toma de nuevo la masa, la aplasta y la amasa
nuevamente y comienza hacerla de nuevo. El Señor le dice a su siervo Jeremías “Así sois vosotros en mi mano, oh Israel.” Y
hace una pregunta para que todos los que oyeren este mensaje pudieran responder.
¿no puedo hacer contigo lo mismo?
El alfarero en la época del profeta tenía que trabajar moldeando el vaso con sus manos y sus pies. En su mente ya había concebido la forma que daría a la vasija, ahora empezaba a poner a girar la pieza. Su mano daría la forma correcta según su uso.
El alfarero en la época del profeta tenía que trabajar moldeando el vaso con sus manos y sus pies. En su mente ya había concebido la forma que daría a la vasija, ahora empezaba a poner a girar la pieza. Su mano daría la forma correcta según su uso.
El
alfarero es el que diseña la forma al vaso y el tamaño. El mismo
con sus
propias manos, la forma según su sabiduría.
Aunque al principio es una masa ordinaria,
sin atractivo y tosca, Él la convertirá
en algo útil, dando una forma hermosa y variada.
Reflexión
Pablo realza que el alfarero es dueño de hacer el
vaso que quiera y como quiera. También hace referencia de la voluntad del
alfarero hacia uso diferente de cada vasija. Uno son vasos para honra y otros
para deshonra; vasos de ira y vasos de misericordia; pero tanto unos como otros,
todos han sido hechos para Su uso y Su servicio. Él no hace acepción de
personas, por lo tanto grandes o pequeños, ricos o pobres, son iguales delante
de sus ojos.
Romanos 9: 20-22. Mas antes, oh hombre, ¿quién eres
tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por
qué me has hecho así? O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para
hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra? ¿Y
qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con
mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción,
Pablo menciona aquel vaso que se limpia, puede
llegar a ser vaso para su honra. 2
Timoteo 2:20-21. Pero
en una casa grande, no solamente hay utensilios de oro y de plata, sino también
de madera y de barro; y unos son para usos honrosos, y otros para usos viles.
Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra,
santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra.
En
Génesis 2:5, da referencia que Dios creo del polvo al hombre y soplo sobre él
aliento de Vida. El Salmo 103:14, dice, que el hombre es y proviene del polvo.
El barro no puede opinar, hazme así o asá, el alfarero tiene el poder absoluto sobre la masa que está
trabajando mientras
que el barro no puede hacer nada por sí mismo, solo
rendirse sobre las manos de quien lo forma.
El polvo no sirve de nada, es sucio y dañino, sin
embargo mezclado con agua y trabajado por las manos del alfarero se convierte
en algo útil. Para que la vasija quede lista para procesar, debe de estar en la
textura apropiada, con demasiada agua quedará la pasta muy ahogada, con falta
de agua quedara muy ruda, y será difícil trabajarla. El barro es inerte no
tiene forma sin el agua. Así es el
hombre no es nada sin el agua que es el Espíritu Santo; soplo de la vida.
Este acto trae consciencia a todo creyente, que el Señor Dios es
soberano y que nosotros no somos nada sin Él. Eso nos
recuerda que el hombre sin su
creador no es nada.
Antes que
Jeremías recibiera el mensaje de juicio hacia Jerusalén y Judá por causa de su
rebelión, Dios habla por boca del profeta Isaías y expone a los que
neciamente se quieren esconder de Dios, creyendo que sus malas acciones, actuadas
en la oscuridad, no las puedo ver. El señor los observa y dice: ¿será posible que sean tan necios? !Él es el
Alfarero y, por cierto, es mayor que ustedes, el barro! ¿Acaso la cosa creada
puede decir acerca del que la creó: “Él no me hizo”? ¿Alguna vez a dicho una
vasija: El alfarero que me hizo es un tonto”? Isaías 29:16 NTV.
Muchos
creen que su vida no tiene nada que ver con un creador, sostienen que son parte
de una evolución cósmica, o algo parecido. Creen que ellos mismos son dioses de
sus circunstancias y como son producto de la casualidad; una vez muertos, se
acaba todo. La actual
sociedad moderna, resiste la idea de depender
de Dios, porque ha progresado en autosuficiencia e independencia. Sin embargo Dios mismo en su declaración
profética a Jeremías se refiere a Reinos, Naciones e individuos; no hay un
ejemplo mas nítido de la soberanía y grandeza de Dios, en este mensaje; ¡lo asombroso
es!, que “el Soberano deja al hombre
escoger su destino”. A pesar de ser barro, sin oportunidad de opinión o
queja, Dios les demuestra que está interesado a que tome una correcta decisión
de arrepentimiento, que le hará cambiar su propio destino.
Jeremías
18:7-8 …y en un instante hablaré de la
gente y del reino, para edificar y para plantar. Pero si esos pueblos se convirtieren de su maldad contra la
cual hablé, yo me arrepentiré del mal que había pensado hacerles.
La clave es convertirse de corazón, arrepentirse de
la maldad y volverse a Dios, el diseñador por excelencia. Dios da la opción del
cambio a todo ser humano, porque como formador divino, ama su obra.
Una buena decisión,
cuando Dios llama, puede
cambiar el destino
para bien.
Dios puede arrancar, derribar, y destruir, tanto
Reinos como Naciones, así como puede edificar y plantar, pero siempre deja que
el hombre tome la correcta decisión. Israel en esa oportunidad escogió el
seguir a sus ídolos dándole la espalda a su Dios, su creador mientras
continuaría bajo la influencia los pensamientos de su malvado corazón.
Dentro de su soberanía te deja tomar tu propia decisión,
si decides por el arrepentirte y volver a Dios te traerá vida. No quieras ser
como Israel que le dio la espalda a Dios por
andar en sus
propios caminos.
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